Recuerda recordar
A veces te torturas pensando que hiciste algo mal, que no fue suficiente o que aún no era el momento. La vida, tan jodida a veces, se encarga de recordártelo. Cada vez que pasas por ese lugar o mencionan ese sitio. Ese examen de matemáticas que suspendiste. Aquellos columpios donde jugabas de pequeñ@. El lapicero lleno de pinceles que se estancó por madurar o la última conversación que suena en bucle cuando es verano.

Recuerda que el recuerdo es trasladar en el tiempo una situación, una persona, un objeto, un olor, una sensación... es memorizar de manera selectiva lo que nos interesa. Es verdad, también hay malos recuerdos, pero son infinitamente menos. Son fugaces, momentáneos. Apenas queremos abrir esas puertas, sin embargo, en los recuerdos felices nos recreamos, e incluso, cerramos los ojos para poder ver, ironías de la vida.
A veces pasas cerca de alguien y su olor te recuerda a otro alguien; o escuchas una canción y recuerdas cierta escena sin guión; o coges algo que alguien te regaló y te teletransportas a ese momento.

¿Quién no tiene una caja de pandora?
Cuando uno acumula muchos malos recuerdos tiene que apoyarse en otras personas para poder crear nuevos, y así superarlos, aunque a veces ni eso consigue borrarlos. Por suerte o por desgracia tendemos a pensar en los buenos porque quizá es más fácil no juzgar nuestros actos y seguir cantando, pero en el momento que un mal recuerdo nos atormenta no queremos saber nada de canciones.
Hay que aprender a afrontarlos. Como tú decías habrá que torear.

La foto no es la mejor, pero el recuerdo sí.
Escrito en 2014.
Reeditado 2019.
Ana Otón
